Nevets era un hombre frío y solitario, era un poeta de los muertos y de la oscuridad, un fantasma de la noche k cantaba con dolor ante las sombras y en sus canciones un amor eterno solía pronunciar. Solo basto una noche silenciosa para darme cuenta de k la sangre dejo de correr en sus venas llenas de ausencia, que su mirada le cerro las puertas a la luna y la herida de la muerte aun se hacia vigente en su aire.
Describió su muerte como todo un poeta: “mientra la noche transcurría sentí k los dioses le devolvían algo a mi corazón entonces te vi descender del cielo con un cuerpo k temblaba o no se si era mi mirada k se alegraba con su rostro. En ese instante rescate una lagrima de mi alma marchita para dar gracias por tu retorno.
Dime k te quedaras conmigo para siempre.
Dime k no eres un fantasma k en cualquier momento se desvanece, dímelo ahora amor mío, no guardes tanto silencio.
Mira k adolezco… y muero si te pierdo, pero si callas para no decirme adiós es mejor k me abraces y arrebates mi aire. Yo quiero asfixiarme en tus manos pálidas, perder la razón en tus ojos nocturnos enmudecidos por el tiempo. Perder también la vida en uno de tus besos para llenar esta habitación con el aroma de nuestros cuerpos y k ese sea el mejor poema de los muertos”.
Así se despidió Nevets antes de dejar de cantar. Vivió en un edificio de 17 pisos y el habitaba el numero 16. A las 12 de la medianoche se arrojo al abismo con la lagrima que ofrendo a los dioses todavía colgando de su mejilla, con su guitarra acuesta un poco desafinada la cual decía: ¡”TE AMARE POR SIEMPRE”!
sábado, 24 de enero de 2009
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